Salmo 107: El Dios que Redime y Restaura

Salmo 107

El Salmo 107 es un poderoso himno que celebra la misericordia de Dios manifestada en la redención. Dirigido a los redimidos, es un canto coral que reúne múltiples voces de personas que han sido liberadas del sufrimiento y restauradas por la intervención divina. Lejos de ser un relato lineal, este salmo entreteje cinco escenas simbólicas que reflejan distintas formas de quebranto humano —pérdida de rumbo, esclavitud, enfermedad, tormenta y desarraigo— y en cada una resuena un patrón común: aflicción, clamor, respuesta de Dios y alabanza.

La estructura literaria del Salmo 107 no solo resalta el poder restaurador de Dios, sino también su deseo de que el pueblo redimido reconozca y proclame su fidelidad. Este salmo no habla de un único milagro, sino de una forma divina de actuar que se repite: cada vez que el ser humano clama, Dios responde. Por eso, más que una narración histórica, este salmo se convierte en una invitación viva a la gratitud, al testimonio y a la sabiduría espiritual.

Salmo 107 (Reina-Valera 1960)

  1. Alabad a Jehová, porque él es bueno;
    Porque para siempre es su misericordia.
  2. Díganlo los redimidos de Jehová,
    Los que ha redimido del poder del enemigo,
  3. Y los ha congregado de las tierras,
    Del oriente y del occidente,
    Del norte y del sur.
  4. Anduvieron perdidos por el desierto, por la soledad sin camino,
    Sin hallar ciudad en donde vivir.
  5. Hambrientos y sedientos,
    Su alma desfallecía en ellos.
  6. Entonces clamaron a Jehová en su angustia,
    Y los libró de sus aflicciones.
  7. Los dirigió por camino derecho,
    Para que viniesen a ciudad habitable.
  8. Alaben la misericordia de Jehová,
    Y sus maravillas para con los hijos de los hombres.
  9. Porque sacia al alma menesterosa,
    Y llena de bien al alma hambrienta.
  10. Algunos moraban en tinieblas y sombra de muerte,
    Aprisionados en aflicción y en hierros,
  11. Por cuanto fueron rebeldes a las palabras de Jehová,
    Y aborrecieron el consejo del Altísimo.
  12. Por eso quebrantó con trabajo sus corazones;
    Cayeron, y no hubo quien los ayudase.
  13. Luego que clamaron a Jehová en su angustia,
    Los libró de sus aflicciones.
  14. Los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte,
    Y rompió sus prisiones.
  15. Alaben la misericordia de Jehová,
    Y sus maravillas para con los hijos de los hombres.
  16. Porque quebrantó las puertas de bronce,
    Y desmenuzó los cerrojos de hierro.
  17. Fueron afligidos los insensatos, a causa del camino de su rebelión
    Y a causa de sus maldades;
  18. Su alma abominó todo alimento,
    Y llegaron hasta las puertas de la muerte.
  19. Pero clamaron a Jehová en su angustia,
    Y los libró de sus aflicciones.
  20. Envió su palabra, y los sanó,
    Y los libró de su ruina.
  21. Alaben la misericordia de Jehová,
    Y sus maravillas para con los hijos de los hombres.
  22. Ofrezcan sacrificios de alabanza,
    Y publiquen sus obras con júbilo.
  23. Los que descienden al mar en naves,
    Y hacen negocio en las muchas aguas,
  24. Ellos han visto las obras de Jehová,
    Y sus maravillas en lo profundo.
  25. Porque habló, e hizo levantar un viento tempestuoso,
    Que encrespa sus ondas.
  26. Suben a los cielos, descienden a los abismos;
    Sus almas se derriten con el mal.
  27. Tiemblan y titubean como ebrios,
    Y toda su ciencia es inútil.
  28. Entonces claman a Jehová en su angustia,
    Y los libra de sus aflicciones.
  29. Cambia la tempestad en sosiego,
    Y se apaciguan sus ondas.
  30. Luego se alegran, porque se apaciguaron;
    Y así los guía al puerto que deseaban.
  31. Alaben la misericordia de Jehová,
    Y sus maravillas para con los hijos de los hombres.
  32. Exáltenlo en la congregación del pueblo,
    Y en la reunión de ancianos lo alaben.
  33. Él convierte los ríos en desierto,
    Y los manantiales de las aguas en sequedales;
  34. La tierra fructífera en estéril,
    Por la maldad de los que la habitan.
  35. Vuelve el desierto en estanques de aguas,
    Y la tierra seca en manantiales.
  36. Allí establece a los hambrientos,
    Y fundan ciudad en donde vivir.
  37. Siembran campos, y plantan viñas,
    Y rinden abundante fruto.
  38. Los bendice, y se multiplican en gran manera;
    Y no disminuye su ganado.
  39. Luego son menoscabados y abatidos
    A causa de tiranos males y congojas.
  40. Él esparce menosprecio sobre los príncipes,
    Y los hace andar perdidos, vagabundos sin camino.
  41. Levanta de la miseria al pobre,
    Y hace multiplicar las familias como rebaños de ovejas.
  42. Véanlo los rectos, y alégrense;
    Y todos los malos cierren su boca.
  43. ¿Quién es sabio y guardará estas cosas,
    Y entenderá las misericordias de Jehová?

Significado del Salmo 107

El mensaje central del Salmo 107 es la proclamación de la misericordia eterna de Dios. A través de historias simbólicas de personas en angustia, el salmo muestra que Dios escucha, interviene y transforma. No importa cuán oscura sea la situación, cuando hay clamor sincero, hay respuesta divina. Pero esta intervención no está orientada solo a liberar, sino a formar un pueblo agradecido, sabio y consciente de Su fidelidad.

Antecedentes Históricos y Culturales

Este salmo fue probablemente compuesto tras el retorno del exilio babilónico. Los versículos iniciales aluden al acto de congregar al pueblo desde los “cuatro puntos cardinales”, algo que tuvo cumplimiento histórico bajo el decreto de Ciro. Las cinco escenas presentadas no son narraciones de eventos puntuales, sino representaciones poéticas de realidades espirituales que el pueblo vivió durante y después del cautiverio. Son también espejos de la experiencia humana en cualquier época.


Análisis y Explicación del Salmo 107

El Salmo 107 está cuidadosamente diseñado con un ritmo literario que se repite en cinco escenas distintas. Cada una presenta una situación de crisis humana que culmina con un clamor a Dios, una intervención divina y una invitación a la alabanza. Esta estructura revela no solo la fidelidad de Dios ante el sufrimiento humano, sino su deseo de ser buscado y glorificado. A través de este análisis versículo a versículo, veremos cómo el salmista conecta la historia de Israel con la experiencia espiritual universal.

Versículos 1–3: Introducción y llamado a testificar

107:1

Alabad a Jehová, porque él es bueno; Porque para siempre es su misericordia.

Esta declaración no es solo litúrgica, sino teológica. Reconocer que Dios “es bueno” y que su “misericordia es para siempre” es aceptar que su carácter no cambia, y que su fidelidad trasciende el tiempo, los errores del pueblo y las estaciones de la vida.

Aplicación Devocional: Comenzar con alabanza transforma nuestra perspectiva. Incluso en medio de pruebas, la bondad de Dios sigue siendo real. Este versículo nos desafía a no condicionar nuestra adoración a las circunstancias, sino a la verdad de quién es Dios.

107:2–3

Díganlo los redimidos de Jehová, Los que ha redimido del poder del enemigo,
Y los ha congregado de las tierras, del oriente y del occidente, del norte y del sur.

Explicación: El salmista apela a los que han experimentado la salvación de Dios para que lo proclamen. Menciona direcciones geográficas que abarcan el mundo conocido, evocando el regreso del exilio babilónico, pero también prefigurando la reunión escatológica del pueblo de Dios.

Aplicación Contemporánea: Cada creyente es un redimido. No hemos sido salvados para el silencio, sino para ser testigos vivos de su poder. Contar lo que Dios ha hecho en nuestra vida es una forma poderosa de adoración y de aliento para otros.

Versículos 4–9: Cuando se pierde el rumbo

107:4–5

Anduvieron perdidos por el desierto… Hambrientos y sedientos…

El desierto es símbolo de desorientación, fatiga y desamparo. Este cuadro refleja el estado del pueblo al regresar del exilio, sin dirección ni provisión. Espiritualmente, representa a quienes viven sin rumbo, tratando de saciar su alma en un mundo árido.

Aplicación Espiritual: Hay temporadas donde todo parece confuso, seco y agotador. En esos momentos, es vital recordar que Dios no se queda al margen. Él ve el hambre del alma y espera nuestro clamor para actuar.

107:6–7

Entonces clamaron… y los dirigió por camino derecho…

La intervención de Dios no es solo para aliviar el sufrimiento, sino para reorientar el camino. Él lleva al extraviado hacia un destino seguro: una “ciudad habitable”, símbolo de pertenencia, estabilidad y propósito.

Aplicación Devocional: ¿Te sientes perdido o vacío? Clama a Dios con sinceridad. Él no solo te sacará del desierto, sino que te guiará a donde pertenezcas: emocional, espiritual y relacionalmente.

107:8–9

Alaben… Porque sacia al alma menesterosa…

Explicación: El salmista recalca la respuesta adecuada a la intervención divina: alabanza. La provisión de Dios es total: Él no solo calma el hambre física, sino que llena con “bien” el corazón necesitado.

Aplicación Contemporánea: Muchas veces buscamos llenar el vacío interior con logros, relaciones o distracciones. Pero solo Dios puede verdaderamente saciar el alma. Su misericordia es el único alimento que nutre eternamente.

Versículos 10–16: Cuando se pierde la libertad

107:10–12

Moraban en tinieblas… fueron rebeldes… quebrantó sus corazones…

Aquí, la esclavitud no es solo geográfica, sino espiritual. Las “tinieblas y sombra de muerte” describen una condición de alma: ataduras internas, sufrimiento autoimpuesto por rechazar la Palabra de Dios.

Aplicación Espiritual: ¿Hay áreas en tu vida donde te sientes atado? A veces nuestras decisiones nos encadenan. Pero aun en la miseria autoinducida, Dios puede quebrar el ciclo si volvemos a Él.

107:13–14

Clamaron… los sacó… rompió sus prisiones.

La respuesta divina no es indiferente. Dios actúa con poder: rompe cadenas, destruye estructuras de opresión, abre caminos en la oscuridad.

Aplicación Devocional: Dios no solo escucha; interviene con autoridad. Cuando clamas de verdad, Él abre puertas que parecían imposibles de mover.

107:15–16

Alaben… quebrantó las puertas de bronce…

Explicación: Se repite el llamado a alabar. Las puertas de bronce simbolizan los límites más duros, los obstáculos aparentemente inquebrantables que Dios deshace con facilidad.

Aplicación Contemporánea: No hay adicción, trauma o pecado tan sólido que Dios no pueda deshacer. Él es especialista en imposibles.

Versículos 17–22: Cuando se pierde la salud

107:17–18

Fueron afligidos los insensatos, a causa del camino de su rebelión… llegaron hasta las puertas de la muerte.

Aquí el salmista introduce una realidad dolorosa: algunas aflicciones son consecuencia directa del pecado o de la necedad. “Insensatos” no es un insulto, sino una descripción del que vive sin sabiduría divina. La enfermedad y el quebranto llegan como resultado de elecciones apartadas de la voluntad de Dios, y el cuerpo —como el alma— se debilita hasta acercarse al borde de la muerte.

Aplicación Espiritual: Este pasaje nos confronta con la responsabilidad personal. Hay heridas que vienen por causas externas, pero también hay quebrantos que cosechamos nosotros mismos. Sin embargo, la gracia de Dios no se agota ante la insensatez. Aun cuando somos responsables, Dios no nos desecha. Si hay arrepentimiento, hay restauración.

107:19–20

Clamaron… y los libró… envió su palabra, y los sanó.

Explicación: El patrón se repite: clamor, respuesta. Pero aquí se introduce una acción poderosa y específica: “envió su palabra”. No es una simple intervención, sino una palabra viva, sanadora, que tiene el poder de restaurar el alma y el cuerpo. En este versículo hay una anticipación clara del ministerio del Mesías, cuya palabra trae vida y salud.

Aplicación Devocional: Hay heridas profundas que no sanan con medicina humana. Pero cuando la Palabra de Dios entra en el corazón, trae consuelo, propósito, sanidad. Leer, creer y vivir la Palabra no solo transforma el alma, sino que puede traer renovación integral.

107:21–22

Alaben… Ofrezcan sacrificios de alabanza… publiquen sus obras con júbilo.

La respuesta natural ante la sanidad es la adoración. Pero no solo íntima, sino pública. Los sacrificios de gratitud eran ofrendas voluntarias, no obligatorias: expresión de un corazón que no puede guardar silencio.

Aplicación Contemporánea: Si Dios ha restaurado tu vida —física, emocional o espiritualmente—, tu alabanza no debe quedarse encerrada. Publicar sus obras, como dice el versículo, es compartir tu testimonio con alegría. Otros necesitan saber que Dios sigue sanando.

Versículos 23–32: Cuando se pierde la esperanza

107:23–24

Los que descienden al mar en naves… han visto las obras de Jehová, y sus maravillas en lo profundo.

Esta escena se centra en los marineros, símbolo de quienes se aventuran en lo desconocido. El mar, en la cosmovisión hebrea, representa el caos, el descontrol, lo imprevisible. Aquellos que navegan por la vida enfrentan realidades que están fuera de su poder. Aunque han visto la grandeza de Dios, eso no los exime del peligro.

Aplicación Espiritual: Hay momentos donde, a pesar de nuestra experiencia con Dios, somos arrojados a profundidades emocionales o espirituales que no entendemos. Ver las maravillas de Dios no nos hace inmunes a las tormentas, pero nos recuerda que no estamos solos en ellas. Como también declara el Salmo 34, “muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová”.

107:25–27

Habló, e hizo levantar un viento tempestuoso… suben a los cielos, descienden a los abismos… su alma se derrite con el mal.

El mismo Dios que creó la calma también permite las tormentas. El lenguaje hiperbólico de este pasaje —“suben al cielo”, “descienden a los abismos”— describe la angustia extrema. Incluso la sabiduría humana (“toda su ciencia es inútil”) se revela limitada ante el poder del Creador.

Aplicación Contemporánea: La ansiedad, la depresión, las crisis inesperadas nos hacen sentir como estos marineros: sin control, sin suelo firme. Nuestros recursos no bastan. En esos momentos, lo único que permanece es nuestra necesidad de Dios.

107:28–30

Clamaron… y los libró… cambia la tempestad en sosiego… los guía al puerto que deseaban.

Explicación: La transformación es total. La tempestad se convierte en calma, el caos en paz. Dios no solo aquieta el mar; guía a los suyos hacia un destino seguro. Este es un acto de soberanía y ternura: Él no solo apaga el peligro, sino que lleva a cumplimiento su propósito.

Aplicación Devocional: ¿Estás en medio de una tormenta? Clama. Dios tiene el poder de cambiar la atmósfera de tu vida. Y más aún: de llevarte exactamente al lugar donde debes estar. El “puerto deseado” no siempre es el que imaginamos, pero siempre es el mejor.

107:31–32

Alaben… exáltenlo en la congregación del pueblo…

Nuevamente, la alabanza es la respuesta final. Pero esta vez, el enfoque es comunitario: no basta con agradecer en privado, hay que proclamar la grandeza de Dios ante otros, especialmente entre los líderes (la “reunión de ancianos”).

Aplicación Contemporánea: Tu testimonio tiene poder en comunidad. Al compartir lo que Dios ha hecho, fortaleces la fe de otros, desafías la incredulidad y glorificas al Dios que calma tormentas. En un mundo ruidoso, las historias de fe aún resuenan con fuerza.

Versículos 33–43: Cuando se pierde el hogar

107:33–34

Él convierte los ríos en desierto… la tierra fructífera en estéril, por la maldad de los que la habitan.

Explicación: Aquí, el salmista describe a un Dios que gobierna sobre la creación con justicia. La fertilidad o la sequía no son meros fenómenos naturales, sino expresiones del juicio divino. La tierra misma reacciona ante la conducta humana: cuando hay maldad, se reseca; cuando hay justicia, florece.

Aplicación Espiritual: Nuestra vida también es tierra. Cuando nos alejamos de Dios, lo que antes era fértil se vuelve árido. Relaciones, proyectos, incluso emociones pueden secarse. Este pasaje nos recuerda que el pecado tiene consecuencias no solo espirituales, sino también visibles y prácticas.

107:35–36

Vuelve el desierto en estanques… allí establece a los hambrientos, y funda ciudad en donde vivir.

Dios no solo juzga; también restaura. Su poder puede transformar lo inhabitable en un lugar de refugio. No solo cambia la tierra, sino que da estabilidad a quienes antes vagaban.

Aplicación Devocional: Si tu vida ha pasado por un “desierto”, este versículo es esperanza pura. Dios puede dar propósito a la desolación. Lo que parecía final, se convierte en nuevo comienzo. Él puede darte no solo dirección, sino hogar.

107:37–38

Siembran campos… los bendice, y se multiplican…

Explicación: La bendición divina produce fruto visible. Los campos prosperan, las familias crecen, el ganado se multiplica. Esta prosperidad no es solo económica, sino un símbolo de plenitud, de paz y de abundancia integral.

Aplicación Contemporánea: Cuando vivimos en obediencia y dependencia de Dios, su bendición alcanza cada esfera: trabajo, familia, emociones. La multiplicación no siempre es material, pero sí es siempre significativa.

107:39–41

Luego son disminuidos… pero levanta de la miseria al pobre…

El salmista reconoce los vaivenes de la vida. Aun los bendecidos pueden ser abatidos por la tiranía o la aflicción. Pero Dios sigue siendo un defensor de los humildes: levanta al que cae, restaura al que fue oprimido.

Aplicación Espiritual: Nadie está exento de sufrimiento, pero todos tienen acceso a la misericordia. Este pasaje nos recuerda que Dios no se olvida de los pequeños, de los quebrantados, de los que no tienen voz. Él exalta a quienes dependen de Él.

107:42–43

Véalo los rectos, y alégrense… ¿Quién es sabio… y entenderá las misericordias de Jehová?

El salmo concluye con una exhortación al discernimiento espiritual. El sabio es aquel que observa el actuar de Dios, aprende de él y responde con obediencia y gratitud. No se trata solo de experimentar la misericordia, sino de comprenderla y vivir conforme a ella.

Aplicación Devocional: Dios habla a través de la historia. A través del sufrimiento, la restauración, la justicia y la gracia. El sabio no es el que simplemente sobrevive, sino el que discierne a Dios en todo. ¿Estás leyendo bien tu vida? ¿Estás viendo Su mano en medio de los procesos?


Reflexión y Aplicación Devocional del Salmo 107

El Salmo 107 no nace de la teoría, sino de la experiencia. Es un canto compuesto por muchas voces —viajeros, prisioneros, enfermos, marineros y comunidades desarraigadas— que comparten una misma historia: fueron rescatados por la misericordia de Dios. Cada uno vivió un tipo de ruina distinta, pero todos experimentaron el mismo poder restaurador. El tema central no es la crisis, sino el Dios que responde con gracia cuando su pueblo clama.

Una Historia Que También Nos Pertenece

Este salmo no habla solo del exilio en Babilonia; habla también de nuestras propias desorientaciones modernas. Hoy en día, los “desiertos sin camino” toman la forma de decisiones sin rumbo, relaciones rotas o temporadas de sequedad espiritual. Hay quienes, como los prisioneros del salmo, viven bajo el peso de errores pasados, atrapados en culpas que no saben soltar. Otros enfrentan tormentas emocionales, económicas o familiares, tan reales como las olas que amenazaban la barca de los marineros. Y no faltan los que han visto cómo todo lo construido —el hogar, la estabilidad, la salud— se vuelve estéril de un momento a otro.

El Clamor Que Dios No Ignora

La clave de este salmo no está en evitar el sufrimiento, sino en saber a quién clamar cuando llega. “Entonces clamaron al Señor en su angustia, y Él los libró…” Esta frase repetida no es adorno poético, es declaración de fe. Nos enseña que, sin importar la causa o el tipo de aflicción, Dios está dispuesto a escuchar. Incluso cuando el dolor es consecuencia de nuestra propia insensatez, la misericordia de Dios no se cancela.

Clamar es un acto de humildad, un reconocimiento de que no tenemos el control, de que necesitamos ayuda desde lo alto. Y este salmo afirma una verdad esencial: Dios responde.

Una Gratitud que Debe Ser Pública

Sin embargo, el salmo no se detiene en el rescate. Cada historia concluye con un llamado a la alabanza: “Alaben la misericordia del Señor y sus maravillas para con los hijos de los hombres”. Es decir, la respuesta adecuada no es el silencio, sino el testimonio. No se trata solo de agradecer en privado, sino de proclamar en comunidad lo que Dios ha hecho.

Este énfasis en proclamar la fidelidad divina también está presente en el Salmo 136, donde cada acto poderoso de Dios es seguido por la afirmación: “Porque para siempre es su misericordia”. Ambos salmos invitan al pueblo no solo a recordar, sino a declarar con gratitud quién es Dios.

Hoy en día, dar testimonio puede tomar muchas formas: una conversación honesta con alguien que está luchando, una oración pública de gratitud, o incluso publicar en redes sociales cómo Dios ha intervenido. No para exhibirnos, sino para que otros sepan que aún hay esperanza.

¿Dónde Está Tu Historia en Este Salmo?

Quizás tú no fuiste exiliado, pero te sentiste desarraigado. Quizás no estuviste en prisión, pero fuiste esclavo del miedo, de la culpa o de una relación tóxica. Tal vez no naufragaste en el mar, pero sí viviste una tormenta emocional que te dejó sin fuerzas. Este salmo te da un lugar. Te invita a verte en sus versos y a reconocer que, si estás aquí, es porque Dios te sostuvo, te guió, o te está guiando aún.

Sabiduría para Quienes Han Sido Restaurados

El salmo termina con una pregunta cargada de intención: “¿Quién es sabio y guardará estas cosas?” La sabiduría no es solo conocer teología, sino vivir de forma agradecida y consciente de la misericordia recibida. El sabio aprende del pasado, proclama en el presente, y confía en el futuro.

Hoy, si te reconoces como redimido, no calles. No minimices lo que Dios ha hecho. Proclámalo. Y si aún estás en medio del desierto o la tormenta, recuerda que este salmo no comienza con una alabanza porque todo va bien… sino porque Dios es bueno. Incluso antes del milagro, Él ya es digno de ser alabado.


Comparación de Traducciones: ¿Cómo varía el mensaje del Salmo 107?

Cuando meditamos en un salmo tan profundo como el Salmo 107, es enriquecedor observar cómo distintas traducciones capturan sus matices. Cada versión bíblica, aunque fiel al mensaje original, aporta un tono particular. Aquí comparamos tres de las más utilizadas: la clásica Reina-Valera 1960 (RVR1960), la más contemporánea Nueva Versión Internacional (NVI) y la Biblia de las Américas (LBLA), reconocida por su precisión académica.

Versículo 1 – Una invitación universal a alabar

  • RVR1960: Alabad a Jehová, porque él es bueno; Porque para siempre es su misericordia.
  • NVI: Den gracias al Señor, porque él es bueno; su amor perdura para siempre.
  • LBLA: Den gracias al Señor, porque Él es bueno; porque para siempre es su misericordia.

Aquí notamos que la Reina-Valera emplea “alabad”, con un matiz más solemne y litúrgico, mientras que la NVI y la LBLA eligen “den gracias”, que suena más directo y cotidiano. También hay una diferencia importante en el término “misericordia” (RVR y LBLA) frente a “amor” (NVI), que refleja dos maneras distintas de traducir el hebreo hesed —una palabra que implica lealtad amorosa, compasión y fidelidad pactal.

Versículo 6 – Cuando el clamor alcanza el cielo

  • RVR1960: Entonces clamaron a Jehová en su angustia, Y los libró de sus aflicciones.
  • NVI: En su angustia clamaron al Señor, y él los salvó de su aflicción.
  • LBLA: Entonces en su angustia clamaron al Señor, y Él los libró de sus aflicciones.

Aquí todas coinciden en el patrón: aflicción → clamor → intervención divina. La diferencia está en los matices. “Libró” (RVR y LBLA) sugiere una liberación activa y completa. En cambio, “salvó” (NVI) puede interpretarse de manera más amplia, incluyendo el rescate espiritual. Además, la NVI usa “aflicción” en singular, lo que reduce levemente la intensidad frente al plural “aflicciones”.

Versículo 20 – El poder de la Palabra que sana

  • RVR1960: Envió su palabra, y los sanó, Y los libró de su ruina.
  • NVI: Envió su palabra y los sanó; los rescató del sepulcro.
  • LBLA: Envió su palabra y los sanó, y los libró de la muerte.

Este versículo destaca la intervención directa de Dios por medio de su palabra. La Reina-Valera usa el término “ruina”, evocando una destrucción general; la LBLA lo traduce como “muerte”, siendo más literal; y la NVI opta por “sepulcro”, que añade una imagen visual más fuerte. Cada opción resalta un aspecto del poder sanador y restaurador de Dios.

Cada traducción ofrece una perspectiva única del mensaje. La Reina-Valera 1960 conserva un tono reverente y poético, ideal para uso litúrgico. La NVI presenta un lenguaje cercano y moderno, accesible para quienes recién se acercan a la Biblia. Por su parte, la LBLA mantiene un estilo preciso y cuidado, ideal para estudios bíblicos más técnicos.

Al estudiar el Salmo 107, comparar estas versiones no solo profundiza nuestra comprensión, sino que también nos recuerda que el mensaje de Dios es tan rico, que ninguna traducción lo agota. Y si hay una verdad que todas proclaman sin diferencia es esta: “porque para siempre es su misericordia.”


Conclusión y Reflexión Final

El Salmo 107 nos recuerda que no importa cuán honda haya sido la caída, ni cuán largo el exilio: Dios sigue siendo el Dios que oye, que rescata, que guía y que restaura. No es un salmo dirigido a los fuertes, sino a los quebrantados. A los que alguna vez perdieron el rumbo, la libertad, la salud, la paz o el hogar, y desde su miseria, clamaron con sinceridad.

Cada escena relatada no es solo memoria histórica, sino espejo espiritual. Nos invita a vernos allí, y también a recordar que lo que Dios ha hecho, lo sigue haciendo. Que lo que fue verdad para el pueblo de Israel, sigue siendo promesa para nosotros hoy: “Entonces clamaron al Señor en su angustia, y Él los libró…”

Pero esta verdad no debe quedarse en experiencia personal. El salmo es un llamado a responder con gratitud, con testimonio, con sabiduría. Vivir como redimidos no es solo disfrutar del rescate, sino proclamar con nuestras palabras, decisiones y actitudes que Dios sigue obrando maravillas. Su misericordia permanece vigente. Hoy, si te sientes en medio de una tormenta, en una tierra seca o en una cárcel invisible, este salmo es para ti.

Y si has sido redimido, no lo olvides: tienes una historia que contar. Alza tu voz. Da gracias. Y como dice el último versículo: sé sabio, guarda estas cosas y entiende las misericordias del Señor. Ahí comienza una vida verdaderamente transformada.


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