Salmo 113: El Dios Exaltado que Se Inclina hacia lo Humilde
El Salmo 113 es una joya poética que abre el conjunto de himnos conocidos como el «Hallel Egipcio» (Salmos 113–118), entonados tradicionalmente durante las festividades judías más importantes, como la Pascua y Pentecostés. En apenas nueve versículos, este salmo despliega una poderosa imagen de un Dios infinitamente elevado que, sin embargo, se inclina con ternura para levantar al pobre, consolar al afligido y dar vida donde todo parecía estéril.
No se conoce con certeza el autor, aunque muchos lo asocian con el entorno litúrgico post-exílico, en un contexto donde el pueblo de Israel celebraba la fidelidad de Dios tras haber sido restaurado de su exilio. A través de una estructura cuidadosamente diseñada, este salmo combina doxología, teología y esperanza práctica.
Salmo 113 (Reina-Valera 1960)
Bendito sea el nombre de Jehová — ¿Quién como Jehová nuestro Dios?
- ¡Aleluya! Alabad, siervos de Jehová,
Alabad el nombre de Jehová.- Sea el nombre de Jehová bendito
Desde ahora y para siempre.- Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone,
Sea alabado el nombre de Jehová.- Excelso sobre todas las naciones es Jehová,
Sobre los cielos su gloria.- ¿Quién como Jehová nuestro Dios,
Que se sienta en las alturas,- Que se humilla a mirar
En el cielo y en la tierra?- Él levanta del polvo al pobre,
Y al menesteroso alza del muladar,- Para hacerlos sentar con los príncipes,
Con los príncipes de su pueblo.- Él hace habitar en familia a la estéril,
Que se goza en ser madre de hijos.
¡Aleluya!
Significado del Salmo 113
El Salmo 113 exalta el carácter único de Dios: exaltado en majestad, pero íntimamente cercano al dolor humano. Su nombre debe ser alabado constantemente, porque no solo reina sobre el universo, sino que interviene activamente para restaurar y transformar la vida de los humildes. Es un canto que vincula la adoración con la compasión divina, celebrando no solo quién es Dios, sino lo que hace en favor de los suyos.
Antecedentes Históricos y Culturales
Este salmo tiene profundas raíces litúrgicas. Se cantaba en la celebración de la Pascua, justo antes de recordar la liberación de Egipto, y también en la Fiesta de los Tabernáculos. Su lenguaje puede reflejar la experiencia de una comunidad restaurada tras el exilio babilónico, consciente de que la grandeza de Dios se había mostrado no solo en la creación, sino también en la redención.
El hecho de que este salmo abriera el Hallel no es casualidad. Funciona como un llamado inicial a la alabanza, estableciendo el tono para una serie de cánticos que celebran la intervención de Dios en la historia de su pueblo. Esto lo emparenta teológicamente con salmos como el Salmo 111, donde también se alaba al Señor por sus obras poderosas y justas.
Análisis y Explicación del Salmo 113
Esta sección examina el Salmo 113 versículo a versículo, desglosando su estructura poética y teológica en tres grandes bloques: (1) un llamado universal y continuo a la alabanza (vv. 1–3), (2) la exaltación del Dios incomparable que se inclina con compasión (vv. 4–6), y (3) la acción transformadora de Dios a favor de los humildes (vv. 7–9). El salmo nos lleva desde la adoración más elevada hasta la restauración más personal, revelando la grandeza divina y su cercanía con los necesitados.
Versículo 1: Llamado a los siervos del Señor
113:1
¡Aleluya!
Alabad, siervos de Jehová,
Alabad el nombre de Jehová.
Explicación:
El salmo se abre con un fuerte llamado litúrgico: “¡Aleluya!”. Se convoca a los “siervos de Jehová”, es decir, a todos los que sirven fielmente al Señor, a rendirle honor mediante la alabanza. No se trata solo de los líderes religiosos, sino de todo creyente que vive para Dios.
Aplicación Devocional:
Este versículo nos recuerda que la alabanza no es una actividad limitada al culto, sino una actitud constante del corazón. Desde nuestras labores diarias hasta nuestras relaciones personales, cada aspecto de nuestra vida puede ser una forma de alabanza a Dios.
Versículo 2: Alabanza sin fin
113:2
Sea el nombre de Jehová bendito
Desde ahora y para siempre.
Explicación:
Aquí el salmista amplía el llamado, estableciendo que la alabanza debe ser continua. Bendecir el nombre de Dios no es una respuesta emocional pasajera, sino una disciplina que debe durar toda la vida y más allá: desde el presente hasta la eternidad.
Aplicación Espiritual:
Aprender a bendecir a Dios en todo tiempo nos convierte en adoradores maduros. Incluso cuando las circunstancias no cambian, alabar su nombre afirma nuestra fe y mantiene viva la esperanza.
Versículo 3: Alabanza en toda la tierra
113:3
Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone,
Sea alabado el nombre de Jehová.
Explicación:
Este versículo evoca una alabanza global y permanente. Desde el oriente hasta el occidente, en todo rincón del planeta, el nombre de Jehová debe ser exaltado. La poesía hebrea aquí trasciende tiempo y espacio.
Aplicación Devocional:
Dios es digno de ser alabado sin importar dónde estemos ni lo que estemos atravesando. En el ruido de la ciudad o en el silencio del desierto, su presencia merece ser reconocida.
Versículos 4–6: La grandeza divina y su humildad
113:4–6
Excelso sobre todas las naciones es Jehová,
Sobre los cielos su gloria.
¿Quién como Jehová nuestro Dios,
Que se sienta en las alturas,
Que se humilla a mirar
En el cielo y en la tierra?
Explicación:
Aquí se presenta un retrato sublime de Dios: exaltado sobre todas las naciones y los cielos, pero no distante. La pregunta retórica —“¿Quién como Jehová?”— subraya su unicidad. A diferencia de los poderosos de este mundo, Dios no permanece indiferente en su trono: se inclina, observa, se interesa.
Aplicación Teológica:
Dios no es solo soberano, sino también accesible. Esta es una verdad central del cristianismo: el Altísimo se abaja, como lo haría más adelante en la persona de Cristo. Para quienes hoy se sienten olvidados, este versículo es una promesa de atención y cuidado divinos.
Versículos 7–8: Dios exalta a los humildes
113:7–8
Él levanta del polvo al pobre,
Y al menesteroso alza del muladar,
Para hacerlos sentar con los príncipes,
Con los príncipes de su pueblo.
Explicación:
Dios actúa con poder en favor de los más desamparados. El “polvo” y el “muladar” representan el abandono y la humillación más profunda. Pero Dios no solo rescata; dignifica. Los asienta entre los nobles, les da honra.
Aplicación Espiritual:
Este es un mensaje de esperanza para quienes se sienten derribados o sin valor. Dios no solo sana heridas: cambia historias. Y su restauración no es simbólica, sino real y completa.
Versículo 9: Dios transforma la esterilidad en gozo
113:9
Él hace habitar en familia a la estéril,
Que se goza en ser madre de hijos.
¡Aleluya!
Explicación:
El salmo concluye con una imagen poderosa: una mujer estéril —símbolo de dolor y vacío en la cultura hebrea— es transformada por Dios en madre llena de gozo. Esto no solo refleja intervención física, sino sanidad emocional y espiritual.
Aplicación Contemporánea:
Este versículo habla a todos los que sienten que sus vidas están estériles: sin fruto, sin propósito, sin avance. Dios puede traer gozo donde hay vacío, y vida donde solo hay ruinas. Como lo muestra el Salmo 114, el mismo Dios que hace temblar montañas también puede renovar corazones.
Reflexión y Aplicación Devocional del Salmo 113
Hay momentos en la vida en los que nos sentimos pequeños, no por humildad, sino por desgaste. Como si el mundo fuera muy grande y nuestra voz, muy débil. Y es justo allí donde este salmo irrumpe con una verdad que consuela el alma: el Dios más alto no es el más lejano. Es el que se inclina.
El Salmo 113 no es solo un llamado a alabar, sino un recordatorio de por qué alabamos: porque el Señor que reina sobre los cielos no ha dejado de mirar hacia abajo. No con lástima, sino con amor que actúa. Y eso lo cambia todo.
«¿Quién como Jehová nuestro Dios, que se sienta en las alturas, que se humilla a mirar en el cielo y en la tierra?» (Salmo 113:5–6).
Esta imagen —el Dios que se humilla para mirar— no es teología abstracta, es una promesa para ti que has sentido que no hay quien te vea. Quizás nadie se dio cuenta de que hoy te levantaste con lágrimas. Nadie notó tu cansancio. Nadie escuchó ese grito interior que diste en silencio. Pero Él sí.
Jesús mismo encarnó este salmo. Siendo en forma de Dios, “se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo” (Filipenses 2:7). Y cuando el Verbo se hizo carne, no nació en un palacio, sino en un establo. No fue alzado sobre un trono, sino en una cruz. Allí, en la humillación más profunda, el Altísimo volvió a inclinarse, esta vez, para salvarnos del polvo del pecado.
¿Dónde te encuentras hoy?
Tal vez estás en un tiempo de “esterilidad”, no necesariamente física, sino emocional, espiritual o vocacional. Tus esfuerzos no dan fruto. Tu alma se siente seca. Como esa mujer estéril del versículo 9, que esperaba, quizás por años, una señal de vida.
Y entonces viene Dios. No con fórmulas, sino con presencia. No con ruido, sino con restauración. Él hace habitar en familia a la estéril. Él transforma el vacío en gozo. Como escribió Isaías:
“Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas” (Isaías 40:29).
Una alabanza que no depende de las circunstancias
Este salmo comienza y termina con un “¡Aleluya!”. No porque todo esté bien, sino porque Dios sigue siendo bueno, aun cuando las circunstancias no lo parezcan. La alabanza aquí no es resultado de la comodidad, sino de la comprensión de quién es Él.
“Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, sea alabado el nombre de Jehová.” (Salmo 113:3)
Eso incluye el día que tienes buena salud y también el día que recibes un diagnóstico difícil. El día que celebras un logro y el día que sientes que fracasaste. Porque Dios no cambia, aunque el sol se mueva.
Aplicación devocional
- Ora con honestidad. Si te sientes en el “muladar”, háblale desde ahí. No necesitas disfrazar tu oración; Dios ya se ha inclinado para verte.
- Alaba con intención. No solo cuando te sientas bien. Alaba porque Él es digno, y muchas veces, el alma sana mientras canta.
- Mira como Él mira. Tal vez alguien cerca de ti está en el polvo. Sé tú quien se incline, quien escuche, quien restaure. Esa también es forma de alabanza.
- Espera con esperanza. Dios no ignora tu esterilidad. Él escribe nuevas historias donde los demás solo ven finales.
Diferencias del Salmo 113 en Reina-Valera y Otras Traducciones
Versículo | Reina-Valera 1960 (RVR60) | Nueva Versión Internacional (NVI) | Biblia de las Américas (LBLA) |
---|---|---|---|
1 | ¡Aleluya! Alabad, siervos de Jehová, Alabad el nombre de Jehová. | ¡Aleluya! Alaben, siervos del Señor, alaben el nombre del Señor. | ¡Aleluya! Alabad, siervos del Señor, alabad el nombre del Señor. |
2 | Sea el nombre de Jehová bendito Desde ahora y para siempre. | Bendito sea el nombre del Señor, desde ahora y para siempre. | Bendito sea el nombre del Señor desde ahora y para siempre. |
3 | Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, Sea alabado el nombre de Jehová. | Desde la salida del sol hasta su ocaso, sea alabado el nombre del Señor. | Desde el nacimiento del sol hasta su ocaso, sea alabado el nombre del Señor. |
4 | Excelso sobre todas las naciones es Jehová, Sobre los cielos su gloria. | El Señor domina sobre todas las naciones; su gloria está por encima de los cielos. | Exaltado es el Señor sobre todas las naciones, su gloria está sobre los cielos. |
5 | ¿Quién como Jehová nuestro Dios, Que se sienta en las alturas, | ¿Quién como el Señor nuestro Dios, que reina en las alturas, | ¿Quién como el Señor nuestro Dios, que está entronizado en las alturas, |
6 | Que se humilla a mirar En el cielo y en la tierra? | que se digna contemplar los cielos y la tierra? | que se humilla para mirar lo que hay en el cielo y en la tierra. |
7 | Él levanta del polvo al pobre, Y al menesteroso alza del muladar, | Él levanta del polvo al pobre y saca del basurero al necesitado | Él levanta al pobre del polvo, y al necesitado saca del muladar, |
8 | Para hacerlos sentar con los príncipes, Con los príncipes de su pueblo. | para sentarlos con los príncipes, con los príncipes de su pueblo. | para hacerlos sentar con los príncipes, con los príncipes de su pueblo. |
9 | Él hace habitar en familia a la estéril, Que se goza en ser madre de hijos. ¡Aleluya! | Él le da un hogar a la mujer estéril y la convierte en madre feliz. ¡Aleluya! | Él hace habitar en casa a la mujer estéril, gozosa madre de hijos. ¡Aleluya! |
Las tres versiones coinciden en el mensaje central del salmo, pero se distinguen en el tono y matices poéticos. La Reina-Valera 1960 mantiene un estilo reverente y solemne, con un lenguaje más tradicional. La NVI opta por una lectura más accesible y moderna, usando expresiones como “basurero” o “madre feliz” que apelan a la experiencia contemporánea. Por su parte, la LBLA conserva la fidelidad al texto hebreo con un tono sobrio, más técnico pero también más directo.
En este salmo particularmente devocional y litúrgico, el lector puede elegir según su necesidad: la profundidad reverente de la RVR60, la claridad comunicativa de la NVI, o la precisión equilibrada de la LBLA.
Conclusión y Reflexión Final
El Salmo 113 nos deja una imagen inolvidable: la del Dios que se sienta en las alturas, pero que no es indiferente al sufrimiento humano. Lejos de ser un Dios distante, este es el Dios que mira, que se humilla para ver, y que levanta al necesitado desde el polvo. En su trono hay gloria, pero también ternura; en su grandeza, hay cercanía.
Este salmo nos recuerda que la alabanza no surge solo cuando todo está bien. Surge cuando, aun desde la ceniza o desde el silencio del alma, reconocemos que Dios sigue siendo digno. Y más aún: que Él actúa. Que levanta al que nadie ve, que restaura al que todos ignoran, y que llena de gozo donde antes solo había vacío.
Por eso, podemos decir “¡Aleluya!” no como una fórmula religiosa, sino como un grito de confianza: el Dios que reina también se inclina. Y si Él se inclina, entonces no hay historia que no pueda ser redimida, no hay herida que no pueda ser sanada, ni vida que esté demasiado rota como para no ser restaurada.