Salmo 35: Clamor por Justicia y Protección Divina
El Salmo 35 es una oración ferviente de David, en la cual clama por la intervención divina en medio de la persecución injusta. Este salmo combina súplicas personales con imprecaciones contra sus enemigos, reflejando la profunda confianza de David en la justicia y protección de Dios.
El Salmo 35 (Reina-Valera)
David se queja de sus enemigos y de los malos tratos de estos — Pide a Jehová que le juzgue conforme a Su perfecta justicia.
- Disputa, oh Jehová, con los que contra mí contienden;
Pelea contra los que me combaten.- Echa mano al escudo y al pavés,
Y levántate en mi ayuda.- Saca la lanza, cierra contra mis perseguidores;
Di a mi alma: Yo soy tu salvación.- Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi vida;
Sean vueltos atrás y avergonzados los que mi mal intentan.- Sean como el tamo delante del viento,
Y el ángel de Jehová los acose.- Sea su camino tenebroso y resbaladizo,
Y el ángel de Jehová los persiga.- Porque sin causa escondieron para mí su red en un hoyo;
Sin causa cavaron hoyo para mi alma.- Véngale el quebrantamiento sin que lo sepa,
Y la red que él escondió lo prenda;
Con quebrantamiento caiga en ella.- Entonces mi alma se alegrará en Jehová;
Se gozará en su salvación.- Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿Quién como tú,
que libras al afligido del más fuerte que él,
y al pobre y menesteroso del que le despoja?- Se levantan testigos malvados;
De lo que no sé me preguntan;- Me devuelven mal por bien,
Para afligir a mi alma.- Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio;
Afligí con ayuno mi alma, y mi oración se volvía a mi seno.- Como por mi compañero, como por mi hermano andaba;
como el que trae luto por madre, enlutado me humillaba.- Pero ellos se alegraron en mi adversidad, y se juntaron;
Se juntaron contra mí gentes despreciables, y yo no lo entendía;
Me despedazaban sin descanso;- Como lisonjeros, escarnecedores y truhanes,
Crujieron contra mí sus dientes.- Señor, ¿hasta cuándo verás esto?
Rescata mi alma de sus destrucciones, mi única de los leones.- Te confesaré en grande congregación;
Te alabaré entre numeroso pueblo.- No se alegren de mí los que sin causa son mis enemigos,
Ni los que me aborrecen sin causa guiñen el ojo.- Porque no hablan paz;
Y contra los mansos de la tierra piensan palabras engañosas.- Ensancharon contra mí su boca;
Dijeron: ¡Ea, ea, nuestros ojos lo han visto!- Tú lo has visto, Jehová; No calles;
Señor, no te alejes de mí.- Muévete y despierta para hacerme justicia,
Dios mío y Señor mío, para defender mi causa.- Júzgame conforme a tu justicia, Jehová Dios mío,
Y no se alegren de mí.- No digan en su corazón: ¡Ea, alma nuestra!
No digan: ¡Le hemos devorado!- Sean avergonzados y confundidos a una los que de mi mal se alegran;
Vístanse de vergüenza y de confusión los que se engrandecen contra mí.- Canten y alégrense los que están a favor de mi justa causa,
Y digan siempre: Sea exaltado Jehová,
Que ama la paz de su siervo.- Y mi lengua hablará de tu justicia
Y de tu alabanza todo el día.
Significado del Salmo 35
David, el autor del salmo, se encontraba en una situación de gran angustia y persecución. Aunque los detalles exactos del contexto histórico no se especifican, es probable que se refiera a uno de los muchos momentos en que fue perseguido injustamente, ya sea por Saúl o por otros enemigos. Conocido por su profunda fe y relación íntima con Dios, David clama por la intervención divina en medio de su desesperación, confiando en que Dios actuará en su defensa.
El Salmo 35 es una súplica apasionada por justicia y protección. David pide a Dios que luche en su favor, que confunda y destruya a sus enemigos y que lo salve de la opresión injusta. Este salmo refleja la confianza inquebrantable de David en la justicia y la protección de Dios, incluso en los momentos más oscuros y peligrosos. Los creyentes pueden encontrar en este salmo un modelo para clamar a Dios por justicia y protección, confiando en su poder para defender y vindicar. El salmista nos recuerda la importancia de depender completamente del Señor en tiempos de angustia, de alabar su fidelidad y justicia, y de mantener la esperanza en su intervención divina.
Este salmo se usa en contextos litúrgicos y personales para expresar la desesperación y la esperanza en la intervención divina, mostrando una fe profunda en la justicia de Dios y su capacidad para rescatar a los oprimidos. Un salmo similar en su súplica de justicia es el Salmo 7, donde David también clama por la defensa divina contra la injusticia.
Análisis y Explicación del Salmo 35
El análisis versículo por versículo del Salmo 35 nos permite profundizar en la súplica de David, comprender su desesperación y ver cómo su fe en Dios permanece firme a pesar de las adversidades.
Versículos 1-3: Súplica por la Defensa Divina
«Disputa, oh Jehová, con los que contra mí contienden; pelea contra los que me combaten.» (v. 1)
David comienza pidiendo a Dios que contienda con aquellos que están en su contra. El uso del término «disputa» refleja un lenguaje legal, como si estuviera pidiendo a Dios que sea su abogado en una corte celestial. En la vida cotidiana, esto puede compararse a pedir a un amigo influyente que interceda a nuestro favor en un conflicto. David sabe que Dios es su defensor más poderoso.
«Echa mano al escudo y al pavés, y levántate en mi ayuda.» (v. 2)
Aquí, David utiliza imágenes militares, solicitando a Dios que tome su escudo y armadura para protegerlo. Esto muestra su reconocimiento de la protección divina en medio de la batalla. En nuestras vidas, pedir a Dios que sea nuestro escudo es confiar en su capacidad para protegernos en todas las situaciones.
«Saca la lanza, cierra contra mis perseguidores; di a mi alma: Yo soy tu salvación.» (v. 3)
David busca la intervención directa de Dios, pidiéndole que se enfrente a sus enemigos y le asegure su salvación. La lanza simboliza la acción ofensiva de Dios en defensa de David. En términos personales, esto es equivalente a pedir a Dios que tome acción directa contra las fuerzas que nos oprimen.
Versículos 4-8: Oración por la Derrota de los Enemigos
«Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi vida; sean vueltos atrás y avergonzados los que mi mal intentan.» (v. 4)
David pide que sus enemigos sean humillados y confundidos. Esto muestra su deseo de que aquellos que le desean mal no tengan éxito. En la vida real, pedir a Dios que avergüence a nuestros enemigos puede significar desear que sus planes malvados fracasen y que su maldad sea expuesta.
«Sean como el tamo delante del viento, y el ángel de Jehová los acose.» (v. 5)
David utiliza la imagen del tamo (paja ligera) llevada por el viento para describir la dispersión y derrota de sus enemigos. Pide que el ángel del Señor los persiga, lo cual implica una intervención divina activa. En nuestras vidas, esto podría ser similar a pedir que Dios disipe las amenazas y dificultades que enfrentamos.
«Sea su camino tenebroso y resbaladizo, y el ángel de Jehová los persiga.» (v. 6)
Desea que los caminos de sus enemigos sean oscuros y peligrosos, dificultando sus esfuerzos para hacerle daño. Pedir esto en oración es reconocer que solo Dios puede poner obstáculos insuperables en el camino de nuestros adversarios.
«Porque sin causa escondieron para mí su red en un hoyo; sin causa cavaron hoyo para mi alma.» (v. 7)
David describe la injusticia de sus enemigos, quienes han tramado en su contra sin motivo. Esto refleja situaciones en las que somos atacados o calumniados sin razón. Al igual que David, podemos clamar a Dios cuando enfrentamos injusticias inmerecidas.
«Véngale el quebrantamiento sin que lo sepa, y la red que
él escondió lo prenda; con quebrantamiento caiga en ella.» (v. 8)
David pide que sus enemigos caigan en sus propias trampas, una súplica por justicia divina donde el mal que planearon contra él se vuelva contra ellos. Esto nos enseña a confiar en que Dios hará justicia y que la maldad de los opresores será su propia ruina.
Versículos 9-10: Declaraciones de Alabanza y Confianza
«Entonces mi alma se alegrará en Jehová; se gozará en su salvación.» (v. 9)
David anticipa la alegría y el regocijo que sentirá cuando Dios lo salve. Este versículo nos recuerda la importancia de la alabanza y el agradecimiento, incluso antes de ver la respuesta de Dios. En nuestras vidas, mantener una actitud de gratitud fortalece nuestra fe y esperanza.
«Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú, que libras al afligido del más fuerte que él, y al pobre y menesteroso del que le despoja?» (v. 10)
David reconoce la singularidad de Dios como su salvador y protector, quien rescata a los afligidos y necesitados de los opresores más fuertes. Este versículo subraya la omnipotencia y misericordia de Dios. En nuestras experiencias, recordar la fidelidad pasada de Dios nos brinda fortaleza en tiempos de prueba.
Versículos 11-16: Queja por la Ingratitud y Maldad de los Enemigos
«Se levantan testigos malvados; de lo que no sé me preguntan;» (v. 11)
David se lamenta de los falsos testigos que se levantan contra él. En la vida cotidiana, esto puede reflejarse en personas que nos acusan falsamente o distorsionan la verdad. David nos muestra que podemos llevar estas quejas a Dios en oración.
«Me devuelven mal por bien, para afligir a mi alma.» (v. 12)
Describe la ingratitud de sus enemigos, quienes le han pagado con maldad a pesar de su bondad. Esta experiencia de traición es dolorosa, y David nos enseña a confiar en Dios cuando enfrentamos injusticias similares.
«Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; afligí con ayuno mi alma, y mi oración se volvía a mi seno.» (v. 13)
David recuerda cómo mostró compasión hacia sus enemigos en sus momentos de necesidad. Nos enseña a actuar con misericordia, incluso cuando somos tratados injustamente.
«Como por mi compañero, como por mi hermano andaba; como el que trae luto por madre, enlutado me humillaba.» (v. 14)
David compara su compasión con la de un hermano o un hijo que está de luto. Esta profunda empatía resalta la gravedad de la traición que siente.
«Pero ellos se alegraron en mi adversidad, y se juntaron; se juntaron contra mí gentes despreciables, y yo no lo entendía; me despedazaban sin descanso;» (v. 15)
Describe cómo sus enemigos se regocijaron en su sufrimiento y se unieron para atacarlo sin descanso. Esta imagen de abandono y maldad colectiva puede reflejar nuestras propias experiencias de persecución o acoso.
«Como lisonjeros, escarnecedores y truhanes, crujieron contra mí sus dientes.» (v. 16)
David enfatiza la intensidad del desprecio y la burla de sus enemigos. Nos recuerda que en momentos de burla y desprecio, podemos buscar consuelo y justicia en Dios.
Versículos 17-21: Súplica por Justicia y Vindicación
«Señor, ¿hasta cuándo verás esto? Rescata mi alma de sus destrucciones, mi única de los leones.» (v. 17)
David clama por una intervención urgente de Dios, pidiendo ser rescatado de la destrucción inminente. Esta súplica muestra la desesperación de David y su total dependencia en Dios.
«Te confesaré en grande congregación; te alabaré entre numeroso pueblo.» (v. 18)
Promete alabar a Dios públicamente, reconociendo su salvación. David nos enseña a compartir nuestros testimonios de liberación y a agradecer a Dios delante de otros.
«No se alegren de mí los que sin causa son mis enemigos, ni los que me aborrecen sin causa guiñen el ojo.» (v. 19)
David ruega que sus enemigos no se regocijen en su sufrimiento. Pide que sus intenciones maliciosas sean frustradas. En nuestras vidas, podemos pedir a Dios que frustre los planes de aquellos que buscan nuestro mal sin motivo.
«Porque no hablan paz; y contra los mansos de la tierra piensan palabras engañosas.» (v. 20)
David denuncia las intenciones engañosas y destructivas de sus enemigos. Esto refleja la realidad de aquellos que conspiran y hablan falsedades contra los inocentes.
«Ensancharon contra mí su boca; dijeron: ¡Ea, ea, nuestros ojos lo han visto!» (v. 21)
Describe cómo sus enemigos se burlan de él y lo acusan falsamente, afirmando haber visto cosas que no ocurrieron. Esta experiencia de calumnia es dolorosa y puede ser llevada a Dios en oración.
Versículos 22-26: Expresiones de Alabanza y Confianza Final
«Tú lo has visto, Jehová; no calles; Señor, no te alejes de mí.» (v. 22)
David pide a Dios que no se mantenga en silencio ante la injusticia y que no lo abandone. Nos enseña a buscar la presencia y la justicia de Dios en medio de la adversidad.
«Muévete y despierta para hacerme justicia, Dios mío y Señor mío, para defender mi causa.» (v. 23)
Ruega por la intervención activa de Dios en su defensa y justicia. En nuestras vidas, podemos pedir a Dios que actúe en nuestra defensa cuando enfrentamos injusticias.
«Júzgame conforme a tu justicia, Jehová Dios mío, y no se alegren de mí.» (v. 24)
David pide ser juzgado por la justicia divina y que sus enemigos no encuentren motivo de alegría en su sufrimiento. Nos recuerda que la justicia de Dios es perfecta y digna de confianza.
«No digan en su corazón: ¡Ea, alma nuestra! No digan: ¡Le hemos devorado!» (v. 25)
Desea que sus enemigos no se regocijen en su caída ni se consideren victoriosos. Podemos orar para que nuestros enemigos no encuentren satisfacción en nuestro sufrimiento.
«Sean avergonzados y confundidos a una los que de mi mal se alegran; vístanse de vergüenza y de confusión los que se engrandecen contra mí.» (v. 26)
David pide que sus enemigos sean avergonzados y confusos, enfrentando las consecuencias de su maldad. Nos enseña a confiar en que Dios hará justicia a su debido tiempo.
Versículos 27-28: Declaraciones de Alabanza y Confianza Final
«Canten y alégrense los que están a favor de mi justa causa, y digan siempre: Sea exaltado Jehová, que ama la paz de su siervo.» (v. 27)
Invita a los justos a regocijarse y alabar a Dios por su justicia y amor. Nos recuerda la importancia de la comunidad de fe y de celebrar juntos las obras de Dios.
«Y mi lengua hablará de tu justicia y de tu alabanza todo el día.» (v. 28)
Concluye con la promesa de proclamar la justicia y alabanza de Dios continuamente. En nuestra vida diaria, esto nos alienta a mantener una actitud constante de alabanza y gratitud.
Reflexión y Aplicación del Salmo
El Salmo 35 nos ofrece profundas lecciones sobre la fe en medio de la adversidad. David, aunque perseguido injustamente, demuestra una confianza inquebrantable en Dios. Este salmo nos recuerda que, en los momentos más oscuros, debemos clamar a Dios por justicia y protección, confiando en su poder para defendernos y vindicarnos.
Confianza en la Justicia Divina:
David nos enseña a confiar en la justicia divina. En nuestras vidas, enfrentamos diversas formas de injusticia: conflictos laborales, difamación, malentendidos familiares. En estos momentos, es fácil caer en la desesperación y la amargura. Sin embargo, el Salmo 35 nos recuerda que podemos llevar nuestras quejas y temores a Dios, confiando en que Él es justo y actuará en nuestro favor.
Imagina que en tu lugar de trabajo, un colega te acusa falsamente de un error que no cometiste. En lugar de responder con ira o tratar de vengarte, sigues el ejemplo de David, llevando tu situación en oración a Dios y pidiendo Su intervención. Confiar en la justicia de Dios te dará paz y te ayudará a mantener tu integridad.
Perseverancia en la Oración:
David no dejó de orar y buscar a Dios, incluso cuando la situación parecía desesperada. Esta perseverancia es crucial en nuestra vida espiritual. A veces, la respuesta a nuestras oraciones puede tardar en llegar, pero eso no significa que Dios no esté trabajando en nuestro favor.
Si estás orando por la sanidad de un ser querido o por una solución a una crisis financiera, recuerda la perseverancia de David. Mantén tu fe y continúa orando, confiando en que Dios escucha y responderá en Su tiempo perfecto.
Humildad y Alabanza:
David siempre encontraba un momento para alabar a Dios, incluso en medio de sus súplicas más desesperadas. Esta actitud de alabanza es vital, ya que nos recuerda el poder y la grandeza de Dios, fortaleciendo nuestra fe y esperanza.
Durante una difícil batalla personal, como un divorcio o la pérdida de un empleo, es fácil enfocarse solo en la desesperación. Sin embargo, seguir el ejemplo de David y alabar a Dios por Sus bendiciones pasadas y Su promesa de cuidado futuro puede transformar tu perspectiva, llenándote de paz y esperanza.
Examinación Personal:
Antes de pedirle a Dios que actúe en contra de nuestros enemigos, es importante examinar nuestro propio corazón. David podía orar con confianza porque sabía que su corazón estaba limpio delante de Dios. Este salmo nos invita a reflexionar sobre nuestras propias motivaciones y a buscar la pureza de corazón.
Si estás enfrentando conflictos con alguien, antes de pedir justicia divina, reflexiona sobre tus propias acciones y actitudes. Pide a Dios que te muestre cualquier área en la que necesites arrepentirte o cambiar. Esta auto examinación te ayudará a orar con un corazón puro y a estar en alineación con la voluntad de Dios.
El Poder de la Comunidad en la Alabanza:
David prometió alabar a Dios en la gran congregación. Esto subraya la importancia de la comunidad de fe. Compartir nuestras cargas y victorias con otros creyentes fortalece nuestra fe y nos brinda apoyo mutuo.
Participa activamente en tu iglesia o grupo de estudio bíblico. Comparte tus testimonios de cómo Dios ha obrado en tu vida. Esto no solo fortalecerá tu fe, sino que también inspirará a otros a confiar en la fidelidad de Dios.
Enseñanzas del Salmo 35
El Salmo 35 nos enseña la importancia de confiar plenamente en la justicia de Dios, especialmente en tiempos de persecución y adversidad. David nos muestra que, aunque enfrentemos enemigos y situaciones injustas, debemos clamar a Dios, confiando en su protección y justicia. Este salmo también nos recuerda la importancia de alabar a Dios continuamente, incluso en medio de nuestras luchas, reconociendo su poder y amor constantes. Al aplicar estos principios en nuestra vida diaria, fortalecemos nuestra fe y encontramos esperanza y consuelo en la presencia de Dios. De manera similar, el Salmo 109 también nos brinda una perspectiva sobre cómo David buscaba justicia divina en tiempos de adversidad extrema, proporcionando un recurso adicional para la reflexión y el clamor a Dios en busca de ayuda y vindicación.